En el mundo ibérico se llegaron a desarrollar distintas clases sociales. Había una nobleza que controlaba el comercio, la política y la producción agropecuaria, y que estableció lazos de amistad con otras culturas mediterráneas, sirviendo de puente para la llegada de nuevas modas y productos. Pero esa élite privilegiada no habría existido sin una clase campesina, encargada de producir los excedentes agrícolas y ganaderos necesarios para comerciar con el resto de pueblos.
Con esta recreación, acercamos al público las grandes diferencias que existían en la vida cotidiana de ambas clases, mostrando un día en la vida de dos familias, la del noble Ultilatie y la del campesino Ortinbe.
A cargo de Ibercalafell.