Ahora que se avecinan las celebraciones de los días de Todos los Santos y del Día de los Difuntos (2 de noviembre), queremos compartir con vosotros algunas curiosidades sobre los epitafios con los que los antiguos romanos señalaban las tumbas de sus seres queridos.
Sit Tibi Terra Levis (STTL), “que la tierra te sea leve”, es, sin duda, una de las locuciones latinas más populares. La encontramos documentada en los siglos I y II dC, sustituyendo una fórmula anterior: Hic situs o Sita est (HSE), “aquí descansa él o ella”. De esta última, tenemos precisamente un testimonio en el Museo, donde se puede ver expuesto un fragmento de lápida de época republicana que se encontró en un relleno durante las obras de conexión que se llevaron a cabo para unir el espacio de las Términos con el del Decumanus, en 2008.
Fragmento de lápida con inscripción incompleta. Último quarto del siglo I a.C. (MB 13290). Museo de Badalona
Sin embargo, esta expresión no es ni mucho menos tan conocida como la que la sustituyó, la popular Sit Tibi Terra Levis, que todavía hoy se utiliza. El sentido de la frase muestra la esperanza de que el difunto no esté mucho tiempo en la sepultura, aguantando el peso de la tierra, antes de pasar a una vida mejor, en el caso del mundo romano, en el Inframundo.
Los primeros en utilizar esta frase fueron los griegos, ya que su origen se encuentra en la obra Alcestes (438 a. C.) del gran poeta trágico Eurípides. La frase hizo fortuna y, con variaciones, fue repetida por varios autores clásicos, tanto griegos como latinos. Así lo vemos en un poema de Marcial (Epigramas, 9,29), cuyo último verso dice: “Que la tierra te sea leve y que te cubra una arena suave, no fuera que los perros no pudieran desenterrar los huesos”.
Inscripción funeraria romana con la inscripción Sit Tibi Terra Levis. Museo Nacional de Arte Romano. Mérida
Encontramos varias versiones de la frase como: S·E·T·L, “que a éste la tierra le sea ligera”; o T·L·S, abreviada, “que la tierra sea ligera”. Como curiosidad, en África romana se documenta con mucha más frecuencia una expresión diferente, cuyo sentido se asemeja mucho al epitafio que acabaría por adoptar el mundo cristiano. Se trata de la abreviatura OTBQ (Ossa Tibi Bene Quiescant), que podría traducirse por “que tus huesos descansen bien”.
En el siglo IV d. C. es cuando comienza a aparecer la locución cristiana R.I.P. (Requiescado In Pace), que la recuerda. En el siglo V d. C. desaparece totalmente la costumbre de poner epitafios pero se empieza a recuperar a partir del siglo XVIII, cuando tanto se utiliza en la versión latina R.I.P. como en la catalana o castellana D.E.P. (Descanse en paz).
Detalle de la tumba de una mujer de unos 25 años. Exposición “Baetulo, ciudad romana”. S. I d.C. Museo de Badalona
Tumba entera de la mujer, con los restos osseos de un niño. S. I d.C. Museo de Badalona