No hace apenas ni cincuenta años, el barrio de Dalt de la Vila, el más antiguo de la ciudad, formado por calles que parece que no cambien nunca y donde da la impresión que no pasa nada, no era -ni mucho menos- tal como es ahora. En cuarenta y cinco años, ha pasado de todo, y todo ha cambiado mucho.
El fotógrafo Jaume Sacasas hizo entonces más de un reportaje del Dalt de la Vila y algunas otras zonas por encargo del Museo, con la idea de documentar unas casas y unas calles que no tenían ningún tipo de protección que las amparara del embate constructivo y, sobre todo, que no eran consideradas como nada especial. Se las percibía básicamente como viejas, pero no se las reconocía como herederas de la historia de toda una población.
Muchas de las casas y las calles fueron reivindicadas y entraron a formar parte del catálogo del patrimonio histórico y artístico, que el Ayuntamiento aprobó en 1980.
Mirad las fotografías y pensad si esta protección ha sido suficiente.