En 1491, a raíz de la muerte de siete frailes del monasterio de Sant Jeroni de la Murtra a causa de una epidemia de peste, la comunidad erigió una capilla dedicada a San Sebastián, protector ante la peste en particular y las epidemias en general.

En esas mismas fechas se encargó un retablo también dedicado a este santo. No conocemos el aspecto que tenían los paneles laterales -que muy probablemente se quemaron en el incendio que sufrió el monasterio en 1835-, pero, gracias a fotografías antiguas, sí sabemos cómo eran la calle central y la predela o parte inferior del retablo.

La predela forma parte de las colecciones del Museo desde finales de los años 1960, pero el panel central se había dado por perdido hasta que en 2019 se localizó en la Feria de Arte Antiguo y Moderno de Barcelona, donde se había puesto a la venta. Este hecho era de enorme importancia: se recuperaba una pieza de la que hacía mucho tiempo que no se sabía nada y se abría la posibilidad de comprarla.

La mejor opción, sin duda, era que pudiera ser adquirida por el Museu de Badalona, tal y como se ha hecho. Por un lado, porque ya tenía la predela, y así podrían volver a verse juntas dos piezas que formaban parte de la misma obra y que hace más de sesenta años que se separaron. Y por otra, porque el Museo es una institución pública que, por la función que le es propia, se ocupará de la conservación y difusión de la pieza, y no la venderá ni destruirá.

Un último apunte: es un hecho curioso que el retablo de San Sebastián, que tiene su origen en una epidemia, llegue al Museo justo cuando estamos sufriendo la pandemia de la Covid’19. Una anécdota digna de recordar.

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