Entre finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, la naturaleza fue la gran musa y fuente de inspiración de arquitectos y artistas. Con esta exposición queremos mostrar cómo la flora, en particular, fue uno de los repertorios por excelencia • excelencia de la arquitectura modernista, la que llegó a establecer un verdadero diálogo con el mundo vegetal a través de las artes decorativas.
La naturaleza, la fuente de inspiración es el primero de los cuatro ámbitos en los que se estructura la muestra y se analtiza el proceso creativo de los artistas para “capturar” la imagen de las plantas y las flores, detallando como hacían un estudio directo del mundo vegetal como ejercicio de observación para representar e inmortalizar en el arte decorativa el modelo natural efímero. Como herramientas de trabajo utilizaban el dibujo y la pintura, pero también inventos modernos en la época como la fotografía, y los repertorios que se publicaban como guías visuales.
El segundo ámbito, El obrador, la creación de las artes de la construcción, hace un recorrido por ocho artes aplicadas a la arquitectura -cerámica, mosaico, hierro, piedra, estuco, mosaico hidráulico, vitral y enguixat- y recoge los diferentes procesos de creación que muestran como materiales básicos y sencillos -el cemento, el barro, la piedra o el vidrio- convertían arte, recreando o transformando el mundo vegetal dentro del escenario arquitectónico. Mediante ejemplos, el visitante entenderá por qué las artes aplicadas, consideradas menores, llegaron a ser en ese periodo artes mayores.
En el tercer ámbito, La arquitectura, el jardín urbano, se ofrece un paseo expositivo de flores y plantas que recrean un jardín gigantesco e inmutable a través de las artes aplicadas a los edificios, con ejemplos representativos como la hoja de acanto, el card de bosque, el pino, la margarita o el castaño de Indias. Esta flora la vemos representada en diferentes técnicas y elementos arquitectónicos que la naturaleza fue el lenguaje visual cercana a toda la sociedad que desplegó la idea de arte total del Modernsime. De entre todas las plantas, predomina la rosa, considerada la reina de las flores, por lo que se le dedica un espacio especial relacionado con su simbolismo.
El último ámbito, La ciudad, la naturaleza perdida, expone la dificultad en la conservación de las artes aplicadas a la construcción. Cuando desaparece de su espacio original, que es la arquitectura, el arte aplicada se transforma en un material en riesgo y habitualmente desaparece. La exposición quiere también reivindicar el Modernismo local y la preservación in situ del patrimonio representativo de las ciudades en las que tuvo más adeptos.
Asimismo, esta exposición quiere invitar al visitante a oler el perfume de determinadas flores, a escuchar y visualizar los procesos de producción o a palpar las formas de determinadas reproducciones. El objetivo es convertir la visita en una nueva forma de conocer y recordar el Modernismo y sus flores, accesible a todos y a través de todos los sentidos.
La muestra está organizada por la Oficina de Patrimonio Cultural del Área de Cultura, Educación y Deportes de la Diputación de Barcelona, el Museo de Arte de Cerdanyola y los Museos de Esplugues de Llobregat.
